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HOMENAJE – Roger Corman – SEMBLANZA

ROGER
Cuando Roger William Corman es llamado “El padrino del cine independiente” sabemos que no hay exageración en tal distinción.

Por sus manos, ojos e imaginario ha pasado, o mejor dicho, se ha creado la cultura del cine pop. Lejos de la imagen de hombre convencional que pudiera aparentar, en el inconsciente de Corman habita una revolución de ideas que permitieron, en su momento, inventar el cine de culto por el que hoy es horado. Un hombre adelantado a su era, que con historias horripilantes, provocadoras de emociones y sobresaltos en butacas, pudo definir un estilo y actitud únicos en la historia del cine.

 

El arte no se equivocó con Roger Corman, su destino estribaba en la cinematografía y es por eso que aunque ya había elegido la Ingeniería como profesión, su vocación lo llamó a los sets de rodaje. No había trabajado ni una semana como Ingeniero cuando decidió reivindicar el camino.


 

Durante su carrera ha realizado más de 400 largometrajes —100 películas dirigidas y 300 producciones; — un legado que lo convierte y confirma como creador del cine de bajo costo… y con un rodaje impresionantemente rápido; durante dos años consecutivos llegó a rodar hasta 18 películas.

 

Paradójicamente, su carrera en el séptimo arte comenzó como mensajero en 20th Century Fox, y mensajero continuó siendo pero de otro tipo, uno que plasmó sus historias en filmes que creaba inteligente y hábilmente, siempre tomando ventaja de sus presupuestos limitados, despertando con ello su ingenio y creatividad, consiguiendo aparentar en pantalla más de lo que realmente había.

 

Pronto consiguió un empleo ahí mismo en Fox como analista de guiones, siendo “El pistolero” el primero que recomendaría producir, después de leer decenas de historias y ninguna convencerle. Esta película llegó a producirse con todo y los cambios que sugirió Corman, pero su intervención nunca fue reconocida. Corman percibía poco interés sobre el trabajo que desempeñaba así que decidió abrirse camino por él mismo y abandonó la compañía .

 

Para 1953 había logrado vender su primer guión, “La casa en el mar”, que fue filmado un año después bajo el título de “Highway Dragnet”.

 

Su inquietante deseo por adentrarse en los demás procesos del cine y la adaptación que se hizo de su primer guión, que finalmente no le convenció, hicieron que Corman produjera “Monster from the Ocean Floor”,  una película de ciencia ficción y terror sobre un monstruo que vivía en una cueva en México. Con tan solo unos ahorros y un poco de dinero que le dieron sus padres, Corman había producido su ópera prima. Un filme donde él hacía todo, incluso conducir el camión donde transportaban el equipo de filmación.

Al año siguiente, en 1955, Corman produciría la versión original de “The Fast and the Furious”, con la que conseguiría un contrato en la American Releasing. Esta compañía cambiaría de nombre por American International Pictures y de la mano de Corman — y su entonces ya reconocido talento — conseguirían ser uno de los estudios independientes con mayor éxito en la historia del cine.

 

Corman decidió tomar clases de actuación y fue entonces que conoció a Jack Nicholson, con él haría en 1958, “Grita, asesino”. Pero dos años después, en 1960, Corman abatiría su propio récord de rapidez con “The Little Shop of Horrors”, filmada durante dos días y una noche. De hecho, los ensayos con los actores tomaron más tiempo que la propia filmación. El guión fue elaborado en una sola sesión entre Corman y Charles B. Griffith… el presupuesto: tan solo 27 mil dólares. En la cinta también actuó —el entonces poco conocido— Jack Nicholson.

 

Corman había descubierto un nuevo cine, un cine para jóvenes ávidos de poder ver en pantalla los conflictos que tenían en la vida real con las autoridades. Fue así como se convirtió en el primer cineasta que abordaba temas de rebeldía siendo él mismo un rebelde de la industria; siempre se ha manifestado contra lo establecido. Quizá por eso solo permaneció dos años en la Marina de los Estados Unidos.

 

En 1957 hizo “Muñeca adolescente”, inspirada en los problemas de vandalismo que imperaban en las capitales norteamericanas en aquella época.

 

Para 1960 comenzó a realizar proyectos más ambiciosos, ganando los elogios de la crítica y éxito comercial. Fue en esa época que filmó una serie de siete películas adaptadas con algunas de las historias de Edgar Allan Poe, muchas de ellas protagonizadas por Vincent Price.

 

En la lista se encuentran, solo por mencionar algunas: “La pavorosa casa de Usher”,  filmada en 1960; “La fosa y el péndulo”, 1961; “El palacio embrujado”, filmada en 1963; y “La máscara de la muerte roja”, de 1964.

 

Simultáneo a la filmación de la serie sobre las historias de Poe, en un esfuerzo por incursionar en otros géneros, en 1962 se alejó del western, lo policiaco, el terror y la ciencia ficción para hacer “El intruso”,  un serio acercamiento al tema de la integración racial. El filme fue protagonizado por William Shatner y aunque fue halagado por la crítica, en taquillas el resultado no fue el mismo. La película se convirtió en el primer fracaso comercial de Corman, al que llamó “la mayor decepción de mi carrera”.

 

Fue la primera película en la que pudo involucrar sus sentimientos. La legislatura de entonces lo estipulaba, “iguales pero separados”, por eso Corman quería mostrar lo que pasaba en el país y decir “basta” a los actos discriminatorios que se vivían en Estados Unidos. La producción del filme le costó varias amenazas de muerte y manifestaciones en su contra durante el estreno.

 

Tras la experiencia optó por evitar seguir haciendo películas que intentaran educar y decidió mostrar sus preocupaciones sociales sin arriesgar la otra función del cine, el entretenimiento; volver al tipo de cine más comercial y entender el texto y subtexto de sus películas. Que el texto llevara la temática, pero el tema interno — su mensaje, lo importante — debería estar en el subtexto.

 

Durante los 60 la influencia de Corman fue tal, que producciones como “The Wild Angels”, de 1966, inmersa en el tema de los motociclistas, inspiraron cintas como “Easy Rider”, producida tres años después, en la que actuarían Peter Fonda, Jack Nicholson y Dennis Hopper, tan solo tres integrantes de la entonces naciente “Escuela de Corman”.

 

Para 1967 dirigió “El viaje”, una película sobre el consumo de LSD, empleando un lenguaje visual único, casi poético.

 

A finales de esa década, la American International Pictures reeditó algunas películas sin su consentimiento, lo que significó el motivo de su partida de la compañía. Dejó de dirigir y se dedicó solo a producir y distribuir, a través de una nueva empresa que fundó, New World Pictures, con ella comenzaría además a comercializar reconocidas películas de arte de todo el mundo, algunas de Ingmar Bergman, Akira Kurosawa, Federico Fellini, François Truffaut, entre otros.

 

El éxito que significó New World Pictures en la producción y distribución de cintas, permitiría que la década de los 70 presenciara la llegada de películas del género Explotación Sexual a los cines norteamericanos, con títulos como “La bestia de la noche amarilla”, en 1971; “La gran casa de las muñecas”, en 1971; “The Big Bird Cage”, en 1972; “La caja caliente”, de 1972; “Enfermeras de llamada nocturna”, en 1972, “Los maestros del estudiante”, de 1973, “La arena”, en 1974; y “Carrera de la muerte 2000”, en 1975; solo por mencionar algunas.

 

Pero no solo Corman estaba presentando filmes con temáticas que mantenían al espectador al límite de la butaca. Los grandes estudios trajeron filmes como “Tiburón” y “La Guerra de las Galaxias”, con ello Corman vio que la industria había encontrado la clave de su éxito y entendió que no sería fácil competir contra ello. La industria comenzaba a tomar un rumbo que Corman había descubierto y que había sido su sustento por cerca de veinte años.

 

En 1990 publicó su biografía “Cómo hice cien películas en Hollywood y nunca perdí un centavo”, uno de los más grandes referentes bibliográficos en la historia del cine.

 

Ese mismo año dirigió “La resurrección de Frankenstein”, una versión futurista de la novela “Frankenstein desencadenado”. A partir de entonces y hasta apenas hace dos años, Corman se ha dedicado únicamente a producir. En ese lapso han destacado títulos como: “Ángel de destrucción” (1994); “Un cubo de sangre” (1995), historia de horror y humor negro que Corman ya había dirigido en un cortometraje en 1959; “El pastor” (1999), “Dinocroc” (2004); “Carrera de la muerte” (2008); “Dinoshark” (2010); y “Piranhaconda” (2012).

 

Corman es uno de los productores más prolíficos que el medio cinematográfico ha tenido; “el Rey de las película de culto”. Reconocer su trayectoria es también traer a la memoria el inicio de cineastas y actores como Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, Ron Howard, James Cameron, Joe Dante, Jonathan Demme, Peter Bogdanovich, Curtis Hanson, Jack Nicholson, Robert De Niro, Dennis Hopper, Peter Fonda y Bruce Dern, entre muchos otros.

 

Sus magníficas tramas basadas en lo siniestro, personajes originales, movimientos de cámara frenéticos y sentido del ritmo, resumen solo una parte de la herencia que Corman tiene para la industria. Su influencia en el cine americano moderno es incalculable.

 

En el 2010 la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos le entregó el Oscar Honorífico  por su amplia y sobresaliente carrera; ha hecho cine en más de la mitad de su vida. Durante cerca de 60 años de trayectoria ha desarrollado la capacidad de realizar un verdadero cine independiente, impactante y totalmente a su manera, dejando el que quizá sea su mejor legado: toda una generación de grandes cineastas que aprendieron directamente de su ejemplo eficaz y pragmático, y otros quienes fueron inspirados indirectamente por las películas de arte que llevó del extranjero a su país.

 

Las más de 400 películas que produjo hablan de las habilidades de un cineasta versátil, capaz de trabajar diferentes tramas, construir psicologías interesantes para cada personaje y claro, con la posibilidad de desarrollar filmes que fueron un capricho para él pero al mismo tiempo retadores y con una destacable aportación a la cinematografía.

Un hombre aventurero, sagaz y rebelde, características que solo puede tener un hombre hecho por y para el cine. Ése es Roger Corman.

 


HOMENAJE – Angélica María – SEMBLANZA

ANGELICA

Dar un paseo por la historia del cine mexicano obliga hacer una escala en la icónica y siempre carismática Angélica María. “La novia de América” ocupa estas páginas y el cariño del Festival Internacional de Cine Guanajuato en su edición XVII, para rendir un homenaje a la mujer que ha entregado su alma en todos los escenarios. Su pasión y profesionalismo son apenas dos de las innumerables características de quien este año es motivo de nuestro Homenaje Nacional.
María de los Ángeles Hartman Ortiz, o sencillamente Angélica María, mostró desde su infancia un notable trabajo actoral. Es quizá la única actriz que siendo apenas una niña comenzó con tanta fuerza su carrera, la cual acrecentó exitosamente a lo largo de los años.
De su padre, Arnold Frederick Hartman, es de quien heredó la vocación por el arte. Él fue uno de los más sobresalientes acordeonistas de Estados Unidos. Pero, más específicamente su tía Yolanda Ortiz, fue uno de sus primeros referentes en el mundo de la actuación.
El año de 1951 vio nacer la carrera fílmica de esta gran actriz. Angélica María tenía apenas cinco años cuando a los ojos del productor Gregorio Wallerstein se postró el talento que había estado buscando para su película “Pecado”. La simpatía y naturaleza actoral — y un corte de cabello — le bastaron a Angélica María para conseguir el papel del niño Miguelito.
Inmediatamente vinieron oportunidades en cintas como “Una mujer decente”, “La hija de la otra”, “Los amantes”, “Fierecilla” y “Sígueme corazón”. Su participación como Carmelita en “Mi esposa y la otra”, la hizo merecedora de un premio Ariel con apenas seis años de edad. En “Dos caras tiene el destino”, donde interpretó el papel de Rosa María, Angélica María cantó por primera vez en una de sus películas.
Le seguirían cintas como “Sucedió en Acapulco”, “Secretaria particular”, “La cobarde” y “El secreto de una mujer”.
En 1956 interpretó a Florecita en “Los Gavilanes” junto a Pedro Infante, experiencia que le valió el reconocimiento del actor, quien le auguró llegar a ser una gran actriz.
Siendo aún una niña compartió crédito con los más grandes actores de la época del Cine de Oro, como Arturo de Córdova, Marga López y David Silva.
En el ámbito del teatro comenzó su carrera en 1955 con “La mala semilla”, al lado de Rita Macedo; luego participaría en obras musicales como “El canto de la cigarra” y posteriormente en “Las fascinadoras”, obra que le dio proyección y reconocimiento entre compositores y casas productoras.
Es en este periodo cuando el cantautor mexicano Armando Manzanero encontró en Angélica la voz que había estado buscando para interpretar sus temas. La mancuerna tuvo éxito cuando grabaron temas como “Eddy Eddy” y “Paso a pasito”, logrando asegurar para ambos un lugar vital en el ámbito musical.
Angélica María fue pilar en la década de los 50, época que floreció en los jóvenes; ella, César Costa, Alberto Vázquez y Los Teen Tops, presenciaron la llegada del Rock and Roll a México.
El reconocimiento internacional arrivó a su vida tras su éxitos musicale y participación en cintas como “Fray Torero”, “Corazón Salvaje” y la película con la cual José Agustín revolucionó el cine en México: “5 de chocolate y 1 de fresa”, protagonizada por Angélica María y con la participación del primer actor Fernando Luján; un cinta que se convertiría desde su proyección y hasta entonces en una película de culto.
La década de los 70 traería a Angélica María su participacón en unas ochos películas, entre ellas “La verdadera vocación de Magdalena”, “¡Quiero vivir mi vida!”, “Entre monjas anda el diablo!”, “Penthouse de la muerte” y “Guerra de los pasteles”.
La calidad humana y profesionalismo de Angélica María la convirtieron no solo en el ícono juvenil del momento sino en la artista más querida e importante de habla hispana. Por ello, el periodista Octavio Alba la nombró en 1970 “La novia de México”, título que ostenta hasta el día de hoy.
Angélica es una estrella que sigue brillando alto; a lo largo de su carrera ha participado en 20 telenovelas, 16 obras de teatro, 58 películas, 56 videoteatros, 64 fotonovelas, y grabado más de 500 canciones para 64 producciones discográficas.
En reconocimiento a su destacada trayectoria, el Festival Internacional de Cine Guanajuato rinde Homenaje a la querida Angélica María, a quien los mexicanos llevan en el corazón como a una entrañable novia: “La novia de México”.

Corbijn

Corbijn nació en una familia calvinista holandesa el 20 de mayo de 1955. Cuando tenía 17 años comenzó a tomar fotos utilizando una vieja cámara de su papá y trabajando durante las vacaciones de verano en una fábrica, hasta que finalmente pudo comprarse su propia cámara. Con una foto que tomó en 1973 al pianista, cantante y compositor norteamericano Memphis Slim, Corbijn detonó el inicio de su carrera y esto le ayudó a confiar más en sus habilidades tras la lente y el obturador. Al ir desarrollando su talento incursionó en el periodismo, producción de videos musicales y películas, al tiempo que seguía buscando su propio estilo.

A partir de 1976 comenzaría a fotografiar a artistas como Steely Dan, RyCooder, Jack Bruce, Elvis Costello y John Martyn. “Empecé a tomar fotos que retrataban lo que tenía en mi mente pero a la gente no le gustaban; no hubo respuesta favorable hacia mi trabajo. Aunque realmente no sabía nada sobre fotografía, cuando las imprimía y contemplaba, me daba cuenta de que había algo especial en ellas; sentí que eran fotos que perdurarían, incluso más de lo que la gente creyó en ese momento. Realmente sentí que iban a trascender incluso más que la misma popularidad de las personas que aparecían en ellas. Mis fotos estaban separadas de la fama de la persona fotografiada”.

Desde finales de la década de los 70, Corbijn se convirtió en un colaborador habitual de New Musical Express y TheFace, dos revistas londinenses especializadas en música, las cuales publicarían su trabajo de manera constante. Construyó su nombre a base de sus fotos en blanco y negro. “Algunas fotos eran de estilo documental – las de blanco y negro, – otras, más bien de retrato”.

Para 1979, Corbijn se había mudado a Inglaterra, donde fotografió a artistas como Joy Division, David Bowie y Captain Beefheart, el resultado: fotografías icónicas que se han convertido en la historia visual colectiva. “En esa etapa tomé fotos que sentía que tenían un especial… ‘poder’ es una palabra muy fuerte, intimidad o ambición, que superaban incluso al momento mismo en que fueron tomadas. Sentía que su trascendencia sería eterna”.

Como resultado de la educación calvinista que recibió, Corbijn fue entrenado para pensar que todo lo que hacía debía tener un propósito. Para él, tomar fotografías que solo cumplan con una necesidad editorial, significaría que no tienen algún otro valor. Quería hacer algo que tuviera razón de ser, de lo contrario, lo consideraba una pérdida de energía.

Aunque Corbijn fotografía a artistas, muchos de ellos muy conocidos, él no busca la fama. Esta es una idea errónea nacida en los medios de comunicación, más que en el mundo del arte, donde su trabajo es universalmente reconocido. “Gente como Bono (de U2) son ahora grandes celebridades, pero no cuando empecé a trabajar con ellos. Al fotografiarlos no buscaba estatus o fama. Yo solo quería hacer fotografías de la gente que quería conocer”.

Entonces, Corbijn comenzaría a fotografiar a artistas y personalidades de la talla de Depeche Mode, Tom Waits, Prata Vetra, Peter Hammill, Miles Davis, Björk, Kim Wilde, Robert De Niro, Stephen Hawking, Elvis Costello, Siouxsie and the Banshees, Morrissey, Peter Murphy, Simple Minds, Clint Eastwood, The Cramps, Roxette y Herbert Grönemeyer, entre otros. Pronto desarrollaría una relación más estrecha con las agrupaciones Depeche Mode y U2. Para ésta última tomaría las fotos de su primera gira en Estados Unidos y trabajaría en algunos de sus álbumes más reconocidos, “Joshua Tree” y “Achtung Baby”, además de dirigir varios videos complementarios.

Corbijn empezó su carrera como director de videos musicales cuando Palais Schaumburg le pidió dirigir un video. Después de ver el resultado obtenido con el video de “Hockey”, la banda Propaganda le pediría a Corbijn dirigir “Dr. Mabuse”. La lista aumentaría con videos para David Sylvian, Echo & the Bunnymen, Golden Earring, Front 242, Depeche Mode, Roxette y U2. Su primer video musical a color sería el de la canción “Pride” de U2, en 1984.

“Hay dos cosas interesantes: que mis fotografías no son sobre las personas y el cine es más sobre historias. Son cosas diferentes y sí, esa puede ser la forma en la que me reinvento, pero con la fotografía trato de desafiarme todo el tiempo; hago cosas diferentes, me quedo un rato con ello pero luego lo vuelvo a cambiar. Es solo que en las películas parece haber cambios más grandes, por la misma naturaleza de una filmación, a diferencia que en la fotografía”.

Corbijn debutó en el cine en el 2007 con el filme “Control”, una película sobre la vida de Ian Curtis, vocalista de Joy Division. En su estreno, la película recibió críticas muy favorables en el Festival de Cine de Cannes, donde fue la ganadora en la Director’s Fortnight, ganando el premio CICAE Art & Essai por Mejor Película; el premio Regards Jeunes a la Mejor primera y segunda película dirigida, y el premio Label Europa Cinemas a la Mejor Película Europea.

En 2010, Corbijn seguiría acrecentando su carrera con el filme de suspenso “The American”, protagonizada por George Clooney. “La historia de un hombre solitario que es cercana a mi corazón. Me identifico con él”.

Sobre estas dos películas, Corbijn comenta: “Creo que siempre hay algo que se puede cambiar o hacer diferente, pero siempre estoy orgulloso del resultado. También creo que tu trabajo no tiene que gustar a todos; mi fotografía nunca fue del agrado de muchos, así que estoy acostumbrado a esa postura: mi objetivo no es hacer algo para el gusto de todos”.

En febrero de 2012 fue miembro del jurado en la edición 62 del Berlinale, donde el documental “Anton Corbijn Inside Out”, dirigido por Klaartje Quirijns, fue presentado.

“De esa forma, y desde que empecé a hacer cine, me he vuelto muy atraído a la fotografía, pues al hacer películas la energía es diferente y con un proceso de creación mucho más complejo, por lo que volver al simple arte de la foto resulta atractivo”.

En enero de 2014, Corbijn presentó su más reciente película, “A Most Wanted Man”, basada en la novela homónima de John Le Carré, situada, en parte, en Hamburgo, Alemania. En febrero de 2014 comenzó el rodaje de su último proyecto titulado “Life”, sobre James Dean y el fotógrafo Dennis Stock, y que actualmente está en proceso de edición.

“El cine es un reto increíble; es una forma de contar historias diferente a la fotografía. Quiero descubrir lo que puedo hacer con los actores. (Hacer cine) es en parte, un proceso de aprendizaje y hacer algo en lo que no te sientas avergonzado al poner tu nombre. A veces hacemos cosas que la gente no esperaba, sin embargo, siempre debes filmar tus películas para ti mismo”.

Anton Corbijn began taking photos when he was 17 years old, using his father’s old camera and working during school holidays at a factory until eventually able to buy his own camera. A photo he took around 1973 of the American blues pianist, singer and composer Memphis Slim, was an early highlight in his career and helped to elevate his confidence as a photographer. Born into a Dutch Calvinist household on May 20, 1955, he would begin developing his talents, which eventually would lead him down the path of photo journalism, music video production and filmmaking, as he continued to search for his voice.

From 1976 onwards Corbijn would photograph artists such as Steely Dan, Ry Cooder, Jack Bruce, Elvis Costello and John Martyn. “I started to get some pictures that portrayed what I had in mind, but people didn’t like them. There was no great reaction to the work. Although I really didn’t know anything about photography, I felt with these pictures —when I printed them— that there was something special about them. I sensed that these were pictures that could last longer than people realized at the time. I really felt that they would last and move beyond the popularity of the person in them. They were separate from the subject’s fame.”

From the late 1970s onward Corbijn became a regular contributor for NME (New Musical Express) and The Face, two London based music magazines that would feature his work on a regular basis. He made a name for himself working in black and white. “Some photographs were documentary like, others portraiture like. The black and white ones were almost documentary like.”

By 1979 Corbijn had moved to England and photographed artists such as Joy Division, David Bowie and Captain Beefheart, iconic photographs that have since become a part of the collective visual history. “At that time I got images that I felt had that special, well —power is a big word to say— more like intimacy and ambition that outlasted the photo shoot. I felt that they would have a longer life.”

As a result of his Calvinistic upbringing, he was trained to think that everything he did had to serve a purpose. For him, taking pictures that only satisfied an editorial need would mean that they had no value elsewhere. He wanted to make things that had a reason to exist; otherwise he considered it a waste of his energy.

Although he photographs artists, and some of them are very well known, he does not seek celebrity. This is a misconception born of the media, rather than the art world, where his photographic works are universally appreciated in many countries. “People like Bono are big celebrities now but were not when I started working with them. Celebrity status was not why I photographed him. I just wanted to make photographs of people I wanted to meet and wanted to do something in photography with them.”

Corbijn would go on to photograph such diverse artists and personalities as Depeche Mode, Tom Waits, PrātaVētra, Peter Hammill, Miles Davis, Björk, Kim Wilde, Robert De Niro, Stephen Hawking, Elvis Costello, Siouxsie and the Banshees, Morrissey, Peter Murphy, Simple Minds, Clint Eastwood, The Cramps, Roxette and Herbert Grönemeyer, among others. And he would soon develop a long term association with both Depeche Mode and U2, having taken pictures of the latter on their first US tour, as well as working on some of their most revered album covers, Joshua Tree and Achtung Baby, and directing a number of accompanying videos.

Corbijn began his music video directing career when Palais Schaumburg asked him to direct a video. After seeing the resulting video for “Hockey,” the band Propaganda had Corbijn direct “Dr. Mabuse.” After that he directed videos for David Sylvian, Echo & the Bunnymen, Golden Earring, Front 242, Depeche Mode, Roxette and U2. His first video in color was made for U2 in 1984 for their single “Pride.”

“These are two different types of curiosity, because my photography is much about people and film is more about stories. So they are different things. Yes, this may be my way of re-inventing myself. But I also try to challenge myself in photography all the time. I do different things, stay with it for a while, but then change it again. It is just that in film there seems to be a far bigger change by the very nature of filming than within my photography.”

He made his feature film debut with 2007’s “Control,” a film about the life of Joy Division frontman Ian Curtis, which premiered to rave reviews at the Cannes Film Festival, where it was the winner of the Director’s Fortnight, winning the CICAE Art & Essai prize for best film, the “Regards Jeunes” Prize award for best first or second directed feature film and the Europa Cinemas Label prize for best European film in the sidebar.

In 2010 Corbijn followed this up with the character-based thriller “The American,” starring George Clooney. “The story of a loner is close to my heart. That speaks to me.”

Looking back on those two films Corbijn comments, “There’s always something you think could be done different, but I’m quite proud of them. I like what they give me. I also think they’re not everybody’s cup of tea, but my photography was never everyone’s cup of tea, so I’m very used to being in that position. It’s not my aim to make something everybody likes.”

In February of 2012 he served on the jury of the 62nd Berlinale where the intimate documentary, “Anton Corbijn Inside Out,” directed by Klaartje Quirijns was presented.

“In that way and since I started doing film, I have become very attracted to photography again, because in film it is such a different energy and a far more complex way of creating the work, that it becomes really appealing to go back to the very simple art of photography.”

In January of 2014, he presented his latest film “A Most Wanted Man,” based on the John Le Carré novel of the same name, partly set in Hamburg, Germany. In February of 2014, he began filming his latest project titled “Life” about James Dean and photographer Dennis Stock, which he is currently editing.

“Film is an incredible challenge. It’s a different way of telling a story than photography. I want to learn what I can do with actors. I think it’s partly a learning process and making something you’re not embarrassed to put your name to… Sometimes you make something that people didn’t expect it to be. You always have to make a film for yourself, though.”